Siendo parte esencial de la cultura islámica, el jardín ha estado bien representado en la pintura y en las miniaturas. Evoca a todos los sentidos mediante el moteado de la cerámica, el perfume de las flores, el murmullo del viento y el agua, los cantos de los pájaros, y ofrece al espectador una visión del jardín celestial del que hablaba Mahoma.
Sus más relevantes caracteres estilísticos son:
- El jardín en niveles, variando el nivel de las sombras, de las plantas con flores y del agua.
- El agua en el jardín islámico, un elemento muy atractivo a causa de la escasez de ésta en las zonas del Sur. Se convierte en un instrumento clave al aprender nuevas técnicas de regadío, al utilizarla en las fuentes e incluso cumple una función estética al ser representado en cerámicas junto con otros elementos de la naturaleza como son los pájaros o las flores.
- Caminos de sombra naturales o improvisados que permiten a los visitantes protegerse del sol y disfrutar del esplendor del jardín.
- El papel de la geometría: debido a su pasión por esta ciencia, los jardines se han construido de acuerdo a unas reglas estrictas y meticulosamente calculadas.
Los más hermosos jardines islámicos son:
- En Granada, los Jardines de la Alhambra: los jardines de verano del Generalife.
- En Ronda, Jardín de la Casa del Rey Moro. Jardín del Palacio de Mondragón.
- En Marruecos, Marrakech, los Jardines de villa Majorelle.
Alhambra de Granada
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